Fractura
Espinoso asunto el que traemos hoy a las líneas de amplia-mente.com. Hablaremos del maltrato infantil. Este tipo de contingencia, siempre ha de ser considerada a descartar en determinados casos contemplados en los servicios de urgencias o por parte de los pediatras de atención primaria.
About fractures and child abuse
Difficult issue that we bring today’s amplia-mente.com lines. Talk of child abuse. This type of contingency always be considered to rule in certain cases contemplated in the emergency department or by primary care pediatricians.
La reflexión que hoy les ofrecemos, parte de la publicación en la revista Pediatrics, que en el último número publicado ofrece el artículo Evaluating Children With Fractures for Child Physical Abuse (Evaluación de niños con fracturas por maltrato físico infantil). En este artículo, la Dra. Emalee G. Flaherty y su grupo de colaboradores, ofrecen una serie de reflexiones sobre el tema del maltrato infantil, que a pesar de partir del Hospital de niños Lurie de Chicago, Estados Unidos de América, y estar incluidas en las guías de la Academia Americana de Pediatría, son totalmente extrapolables a nuestro medio, tanto desde el punto de vista médico como desde el punto de vista médico legal.
En este artículo, la Dra. Flaherty, parte de la base de que por duro que sea para el médico que recibe al niño lesionado, cualquier fractura, podría haber sido ocasionada por una situación de maltrato infantil, de ahí la gran importancia de su estudio pormenorizado. Será necesario un estudio detallado de la situación y de la posible existencia de lesiones anteriores no diagnosticadas. Por el contrario, tambien será necesario tener en cuenta la existencia de otros cuadros clínicos que pueden predisponer al padecimiento de fracturas ante mínimos traumas, no necesariamente ligados a una situación de maltrato y cuyo diagnóstico etiológico erróneo puede acarrear graves problemas para la familia o el entorno cercano al menor. Entre estos cuadros, se menciona en el estudio la osteogénesis imperfecta, el parto prematuro, el raquitismo por deficiencia de vitamina D, la osteomielitis, la desmineralización por desuso, el déficit de cobre y la enfermedad de Menkes, entre otros cuadros clínicos. No obstante, el propio estudio señala que casuísticamente se tratan de situaciones muy raras en su presentación sin asociar a otro tipo de problemas previos recogidos en la historia clínica del menor.
Recalcamos la enorme importancia de este estudio y protocolización por parte de la Academia Americana de Pediatría, pues la primera línea de batalla contra este tipo de situaciones, la constituirán aquellos pediatras que bien desde la puerta de urgencias o, desde las consultas de atención primaria, atiendan a estos niños presuntamente maltratados. Tengamos en cuenta, que cuando el caso se judicializa y llega al médico forense, la situación ya ha sido sospechada por alguien que es precisamente quien pone en marcha toda la maquinaria para que la Justicia tome cartas en el asunto, esclarezca la situación y ponga en marcha los mecanismos necesarios para el bienestar del menor.
Entre las situaciones relacionadas con las fracturas en menores (que no es el único indicador, pero es sobre el que versa el estudio), nos encontraremos las fracturas metafisarias de huesos largos, de costillas, escapulares, esternales y aquella localizadas en apófisis espinosas. Otras situaciones al margen de las propias fracturas que deberán poner en aviso al pediatra, será un relato incoherente por parte de los cuidadores, discordante o “excesivamente” igual entre ambos padres, retrasos en la consulta tras la presunta producción de la lesión, otras lesiones sospechosas, fracturas múltiples y/o con distinta antigüedad, fracturas en niños que todavía no tienen capacidad de desplazamiento, y en general todas aquellas situaciones “raras”, o al menos no esperables para las circunstancias personales y sociales del niño. Igualmente interesante, si es posible, resulta el estudio de los hermanos/compañeros del menor maltratado, pues existen altas probabilidades de que otros hermanos en el mismo núcleo familiar o social de la presunta víctima, pudiesen mostrar signos de lesiones antiguas no diagnosticadas.
Cabe destacar que en el artículo enlazado, se propone un protocolo diagnóstico clínico y radiológico a desplegar cuando las lesiones de un menor, se ajustan a la puerta de entrada al protocolo.
En Maltrato infantil en la primera infancia: una revisión panorámica sobre prevención, detección y tratamiento y en Los niños que fueron víctimas de acoso escolar podrían tener más problemas legales en la edad adulta, reflexionábamos sobre la “rentabilidad” de estudiar, y tras conocer las distintas circunstancias, evitar la situación de maltrato infantil.
En amplia-mente.com, esperamos que la presentación del estudio sobre el que se basa la reflexión de hoy les sea de utilidad. Sean felices.
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