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Comorbilidad entre adicciones y enfermedad mental
En los Institutos de Medicina Legal de España (lugar desde donde se escribe amplia-mente.com), se exploran a diario multitud de casos en relación a posibles modificaciones de la responsabilidad penal en relación a enfermedad mental. De igual modo, no pequeño es el grupo de individuos que solicitan la exploración médico forense en relación al consumo de sustancias tóxicas como eximente o atenuante de su responsabilidad en relación a un ilícito penal.
Hoy hablaremos de una entidad que se constituye como un fenómeno emergente en los diagnósticos psiquiátricos y por extensión en las consultas de psiquiatría forense. Nos estamos refiriendo a la patología dual. No es que sea una nueva tendencia en el diagnóstico de los especialistas en la materia. De hecho, técnicamente no es posible un diagnóstico normalizado como tal, pues aun no se ha introducido el término en los manuales diagnóstico estadísticos al uso (DSM o CIE), ni siquiera en la reciente revisión del manual de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-V). No se trata por tanto de un término oficial, sino de una realidad existente en las consultas diarias, en las que se diagnostica una comorbilidad entre enfermedad mental y conductas adictivas.
Addictions and other mental disorders. Today we talk about dual pathology
In the Institutes of Legal Medicine of Spain (place from where you write amplia-mente.com) explores daily multitude of cases relating to possible modifications of criminal responsibility in relation to mental illness. Equally , there is a big group of patients who apply for forensic examination in relation to consumption of toxic as a defense or mitigating their responsibility in relation to criminal doings.
Today we will speak of an entity that is established as an emerging phenomenon in psychiatric diagnoses and by extension in forensic psychiatric consultations. We are referring to the dual pathology. It’s not a new trend in the diagnosis of specialists. In fact, it is technically not possible as such a standardized diagnosis, because even did not enter the term in the diagnostic statistical manual (DSM or ICD ) , even in the recent revision of the manual of the American Psychiatric Association (DSM – V ) . It is not therefore an official term, but a reality in the daily queries, in which a comorbidity between mental illness and addictive behaviors is diagnosed.
Aclaremos entonces los conceptos, pues entre nuestros estimados lectores, nos consta que existen profesionales médicos que en base a la “no oficialización del término”, no lo admiten o contemplan como entidad a tener en cuenta. La patología dual es la coexistencia en la misma persona de un trastorno adictivo (no necesariamente por abuso de sustancias) y un trastorno mental. Respecto a las adicciones, se incluirán aquellas a sustancias, no necesariamente ilegales, pues se consideran incluidas sustancias como tabaco, xantinas, alcohol o psicofármacos de dispensación legal. Por supuesto, se contempla la adicción a sustancias consideradas ilegales (cocaína, anfetaminas, alucinógenos, determinados opiáceos, etc.). Importante considerar tambien las conductas adictivas no ligadas a consumos de sustancias químicas, sino a comportamientos como la ludopatía o el tan recientemente contemplado abuso y “enganche” a las tecnologías de la información por parte de los jóvenes.
Generalmente, la consulta de estos individuos y sus familias, viene a producirse cuando las conductas disruptivas hacen que la interacción social del individuo que padece la patología dual, sea insostenible, o precisamente interfiera hasta al punto de ocasionar problemas que terminen en la vía judicial. Incumplimientos terapéuticos, conflictividad familiar y social, comisión de actos ilícitos, etc., son la puerta de entrada de estos pacientes en la vía judicial y por tanto en las consultas de las clínicas médico forenses. Tengamos en cuenta que son personas con gran impulsividad, altos índices de violencia, relativamente anómicas, en las que se suman los síntomas del trastorno mental con los propios de la adicción; por lo que tarde o temprano terminan siendo valoradas por su posible alteración de la responsabilidad penal en base a enfermedad mental, toxicomanía o ambas.
La expresión utilizada en el párrafo anterior, “tarde o temprano”, cada vez presenta por desgracia menos sentido. Se observa con una tendencia alarmantemente creciente, una edad mas temprana en la presentación de este tipo de cuadros. El 70% de los adolescentes que presentan adicciones a sustancias tienen alguna patología psiquiátrica asociada. Según esta noticia publicada en Europa Press, a raíz de un estudio elaborado por el Hospital Clínic de Barcelona e impulsado por el Programa de Becas de Investigación de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM) y la Fundación AstraZeneca. El estudio ha sido coordinado por el Dr. Javier Goti.
Consideraciones estadísticas al margen, se hace necesario un estudio en profundidad, sobre todo tras la publicación de la Encuesta Estatal sobre uso de drogas en Enseñanza secundaria (ESTUDES) 2012/2013 en España, de la que nos hicimos eco en el artículo Consumo de drogas entre los jóvenes, ¿preocupante?. Como hemos mencionado en el inicio del la presente entrada del blog, se están otra vez poniendo los focos en una sola de las patologías, pues la encuesta se centra en el consumo de tóxicos, pero a tenor del 70% de presencia de patología dual en nuestros jóvenes consumidores, se está obviando un factor de riesgo importantísimo a nivel asistencial como es la coexistencia de patología mental.
Y es que no debemos pensar en exóticas sustancias o raros comportamientos adictivos para el diagnóstico de la patología dual. Cualquiera de los médicos que se encuentran entre nuestros estimados lectores, podrá corroborar el hecho de que cuando hicieron sus prácticas de psiquiatría en la facultad de medicina, les llamó la atención el gran consumo de tabaco de los pacientes de las unidades de agudos de psiquiatría. Preguntados los psiquiatras al respecto, solían contestar que es un comportamiento frecuente en los pacientes psicóticos. De hecho, en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, casi uno de cada cinco adultos de ese país (unos 45,7 millones de personas) tiene algún tipo de enfermedad mental y el 36% de ellos fuma cigarrillos. En comparación, el porcentaje de adultos que no tienen enfermedades mentales y fuma cigarrillos es del 21% (Informe Vital Sign).
Estimados lectores, vemos por tanto, que nos encontramos ante una de esas situaciones en las que tenemos como Sociedad una oportunidad inmejorable para prevenir un fenómeno emergente de implicaciones multifactoriales a nivel social. Entendemos que es labor de las administraciones, poner medios de índole terapéutica temprana, para evitar que los casos de patología dual lleguen a ese punto de no retorno en los cuales la situación ya no tiene remedio. En numerosas ocasiones se ha alegado, que la Justicia, a pesar de ser necesaria e indispensable, no es rentable para la gran empresa que constituye el Estado. Nos planteamos si en esa cuenta de balance negativo que supone la Administración de Justicia (no produce ningún tipo de riqueza mensurable), no se podrían minimizar los gastos ocasionados por los avatares sociales en base a evitar situaciones que indefectiblemente se verán abocadas a su arbitrio. Tratemos el problema de la patología dual desde la raíz por su gran presencia en sujetos jóvenes, para evitar la entrada de éstos en el sistema judicial. Será, como ya hemos planteado en otras ocasiones, la interacción entre administraciones (educación, sanidad, etc…) el camino para tratar una patología que aparentemente solo se está abordando desde el punto de vista sanitario, pero que como vemos tiene profundos tentáculos en otros ámbitos sociales como pueda ser la educación, la justicia o el empleo.
¿Qué opinan, estimados lectores?. ¿Seguimos parcheando al realidad que se nos presenta, o nos adelantamos a los acontecimientos y optimizamos los recursos tras la situación de crisis en la que nos encontramos?.
Tengan un buen día.
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