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La semana que hoy acabamos en nuestro blog, amplia-mente.com, se ha caracterizado por la gran variedad de temas, algunos puramente médico forenses pero otros no tan relacionado con esta especialidad, sino más bien relacionados con la rama social de la medicina.

Así empezábamos el lunes con el post «Suicidio y crisis«, en el que por un lado establecíamos el claro aumento del número de suicidios en nuestro entorno, a tenor de lo publicado por las estadísticas oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas, donde se recoge que el número de muertes por suicidio ha llegado a alcanzar e incluso a superar aquellas muertes producidas por accidentes de tráfico. Y nos planteábamos la pregunta de si este aumento era consecuencia directa de la crisis económica en la que estamos sumidos desde hace unos años. Esta interrelación es muy difícil de establecer, ya que no existen estudios directos que así lo hagan, y le dejábamos a ustedes, estimados lectores, que reflexionaran sobre los datos aportados. En el mismo artículo traíamos a colación de nuevo una entrada antigua de nuestro blog, en concreto»Suicidio y neurobioquímica cerebral«, en la que se recogían las determinaciones genéticas para detectar el riesgo de suicidio de una persona, con el consiguiente riesgo de intromisión en aspectos tan íntimos de una persona, que podría ser excluída de determinados aspectos sociales dado su tendencia suicida.

En el día de ayer tocábamos otro tema puramente social, en la entrada «De respeto y valores familiares«, abordamos la problemática de las agresiones de los hijos a sus padres, en concreto nos hacíamos eco de las estadísticas de la Fiscalía del Estado donde se afianzaba esta ídea del incremento de estas agresiones. En lo últimos días han aparecido en la prensa nacional (en concreto hablamos de la prensa española, ya que este blog se escribe desde España), de la reclamación de varias familias para que la administración pública se haga cargo de sus hijos dado que ellos no pueden controlarlos, no son capaces de continuar su educación ya que se les rebelan y llegan incluso a agredirles. ¿Quién es el responsable de la educación y de inculcarles valores a estos niños/adolescentes, el Estado o sus padres?.

En otra de nuestras entradas de la semana, hacíamos referencia a un tema relacionado con el Derecho médico, en «Ética, secreto profesional y medios de comunicación» tratamos la problemática de establecer la línea de división de la libertad individual con el derecho a la información por parte de los medios de comunicación. En esta sociedad en la que estamos continuamente informados de lo que está sucediendo a nuestro alrededor, de forma casi inmediata a que ocurran los hechos, nos parece totalmente ilógico que se nos oculte algo o se nos escapen datos, pero lo que no puede suceder es que se extienda esta continua información a zonas donde es imposible entrar, y nos referíamos en concreto al Secreto médico. La relación entre paciente y médico, basada en la confianza de uno en el otro y en la confidencialidad de los datos aportados por el paciente, no puede ser utilizada por el médico como comentario en un medio de comunicación, buscando unos minutos de gloria. Los médicos debemos de respetar, ante cualquier contingencia esta tranquilidad que tiene el paciente de que sus datos no van a ser revelados.

La entrada «Lectura infantil y desarrollo cognitivo«, traía a nuestro blog la actuación de una asociación de Granada llamada «Entrelibros«, que se dedica a la lectura en voz alta a niños, bien ingresados en hospitales o en las salas de espera de urgencias de estos hospitales. Se basan en estudios realizados en Estados Unidos de America, en los que se encuentra una relación directa entre esta lectura en voz alta con el número de palabras aprendidas por parte de los niños y por tanto en el aumento del desarrollo cognitivo de los mismos. Estas técnicas de lectura se llevan haciendo varios años en las consultas de pediatría americanas, incluso prescribiendo a los padres libros o lecturas a sus hijos dentro del plan de actuación y cuidado de los mismos. Desde esta tribuna agradecíamos y alentábamos a la asociación «Entrelibros» a seguir en su tarea y llamábamos la atención de otros profesionales o de cualquiera de nuestros seguidores a empezar a leer en voz alta a los niños.

Por último, el tema más íntimamente relacionada con la medicina forense vino en la entrada «Autopsia fetal, perinatal e infantil«, donde destacábamos las características especiales de las autopsias a los más pequeños, las pruebas complementarias que debemos plantearnos frente a una muerte de estas características y por supuesto la especial preparación que tiene que tener el médico forense para afrontar estas autopsias. Por un lado por la responsabilidad de dar una respuesta a los padres afligidos por la muerte de su pequeño, pero por otro lado por las implicaciones que pueden tener estas muertes, bien sea en el marco de un maltrato infantil, una denuncia por posible negligencia médica contra los obstetras o principalmente ante la necesidad de dar consejo genético a la familia que se haga extensiva a otros hermanos o a futuras concepciones y así evitar futuras muertes.

Esto ha sido todo por esta semana, agradecemos su confianza y que día a día sigan ahí. Esperamos despertar su interés de nuevo la próxima semana.

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