Cánnabis
Nos consta que del total de lectores de amplia-mente.com, un gran porcentaje está formado por profesionales de las ciencias de la salud en general y de la medicina en particular. Este blog que ahora están leyendo, estimados lectores, está centrado en la ciencia médica, pero al contrario que otros muchos puntos de información médica que ofrece Internet, este se diferencia en que cada uno de los artículos que ofrecemos, cada noticia que exponemos según se presente la actualidad científica, están tamizados por el filtro de una reflexión personal del autor de la entrada del blog que se trate.
The dilemma of ignoring doctor
We know that readers of all amplia-mente.com, a large percentage is made up of professionals from the health sciences in general and medicine in particular. This blog you are now reading, dear readers, is focused on medical science, but unlike many other points of medical information provided by the internet, it differs in that each of the items we offer, each news that expose as this scientific news, they are screened by the filter of a personal reflection of the author of the blog in question.
Esta introducción viene al caso debido a un acto de introspección que surge de la lectura de las noticias que comentaremos y enlazaremos a continuación. ¿Se han preguntado ustedes por que se produce desde la base misma que supone la atención primaria el incumplimiento terapéutico?. No nos referimos a ese incumplimiento del paciente psicótico que al no tener sensación de enfermedad, “lógicamente” no consume la medicación prescrita. Queremos referirnos en la reflexión de hoy a esa manera tan “sui generis” que tienen muchas personas de interpretar las instrucciones ofrecidas por su médico a la hora de administrarse un tratamiento, o de seguir unas recomendaciones higiénico – dietéticas, o de no acudir al médico por un miedo irracional a un diagnóstico que a la postre vaticinará un futuro sombrío que por otra parte de no darse confirmará esos malos augurios, o de…. Seguro que todos hemos vivido alguna de estas irregularidades que desde nuestro lado de la mesa no llegamos a comprender.
¿Por qué se da esta situación?, ¿qué están percibiendo nuestros pacientes de nosotros?. Toda esta reflexión surge de la lectura casi simultanea de dos publicaciones, publicadas tambien casi a la vez en distintos medios al respecto del cánnabis. Hoy día, gracias a la globalización de la información que nos ha ofrecido Internet, no es necesario pertenecer a una sociedad científica, ni estar suscrito a una publicación o tener acceso a una hemeroteca médica para poder acceder a estas publicaciones.
Nos encontramos, por una parte la publicación del artículo The dilemma of medical marijuana use by rheumatology patients, en el que se reflexiona, o mejor dicho se duda por parte de sus autores sobre las bondades del tetrahidrocannabinol (principio activo del cánnabis). Desde la McGill University Health Centre (MUHC) en Quebec (Canadá), matizan, que no niegan táxativamente, sobre la pertinencia del uso de esta sustancia para el control del dolor que producen ciertas enfermedades reumáticas. Alegan que existen una serie de riesgos asociados a su consumo frente al bienestar (no valorado en términos mensurables) que supone la erradicación del dolor. Vienen a expresar en el artículo que no es posible la recomendación del cánnabis para el control de este dolor debido a que no se ha cuantificado la eficacia del mismo frente a los efectos colaterales que presenta su consumo.
Frente a esta publicación, recogemos (al igual que pueda hacerlo los millones de personas afectas por este tipo de enfermedades a nivel mundial), con la publicación de Hemp (Cannabis sativa L.) Seed Oil: Analytical and Phytochemical Characterization of the Unsaponifiable Fraction, donde sus autores, desde la Universidad de Sevilla (España) aseguran que el aceite de cáñamo puede ser potencialmente beneficioso para la salud en base a la presencia de ácidos grasos poliinsaturados, si bien aclaran que en este tipo de sustancia, puna vez purificada, se consigue una ausencia de tetrahidrocannabinol y por tanto de propiedades psicotrópicas.
Vemos que leídos ambos artículos por parte de la comunidad médica, hablan de productos realmente distintos, y por tanto no comparables. Pero ¿Qué sucede cuando son leídos por algún paciente reumático desesperado por el dolor? Si sumamos la subjetividad que pueda otorgar su sufrimiento con el desconocimiento de las intimidades de la medicina, nos encontramos con una persona potencialmente incumplidora de las prescripciones de su médico que es quien conoce bien su caso concreto y de ahí a una pérdida de confianza hacia el mismo y una interpretación libre sobre su tratamiento hay un paso.
Con todo esto, estimados lectores, queremos en base al ejemplo que hemos puesto (con el cánnabis), que en lo referente a la ciencia médica, deberíamos reflexionar y adaptarnos a los nuevos tiempos. El conocimiento científico, a día de hoy está al alcance de todos y eso es bueno, pero la preparación académica para interpretar sus conocimiento, no está a disposición de todos (por la simple cuestión de que no todo el mundo ha sido instruido en la profesión médica) y ese coctel de información con una inconsciente incapacidad para interpretarla puede llegar a ser peligroso. Dicho esto, no quiere decir que no deba existir la globalización, pero debemos los médicos a aprender a convivir con este tipo de tecnologías e incluso aprovecharlas para llegar al paciente. La línea que separa la herramienta de comunicación con la pérdida de credibilidad del profesional es muy delgada y el aprendizaje para la gestión de ese tipo de situaciones no se aprende en las facultades de medicina. Habrá que plantear la necesidad del aprendizaje de habilidades sociales como parte de los temarios de los grados relacionados con las ciencias de la salud. Son los tiempos que nos ha tocado vivir y como pasa desde los albores de la Humanidad, a adaptarse toca. Y a aprender y a reflexionar sobre los motivos por los que a veces no llegamos a nuestros pacientes, también toca.
Tengan un buen día.
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