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Hannibal Lecter, ¿mito o realidad?
El miedo de la Sociedad a la enfermedad mental, es ancestral. No nos referimos al miedo a contraerla, sino al propio enfermo mental.
Mucho ha avanzado la medicina desde la época de las culturas pregriegas, en las que el concepto de enfermedad mental estaba ligado a un concepto mágico religioso, encasillando al enfermo mental dentro de la etiqueta de “endemoniado”.
Efectivamente, la evolución ha sido mucha a nivel científico a este respecto. Y no pensemos en un periodo histórico mas o menos reciente, vivido por nuestros padres o abuelos. La revolución psiquiátrica se produjo cuando Pinel en el siglo XVIII se atrevió a romper las cadenas de los enfermos mentales pregonando que el enfermo mental debía ser considerado como eso, como un enfermo y no como un criminal. Si, estimados lectores, este “innovador concepto” data de hace mas de dos siglos. Esta “incomoda teoría” da lugar al inicio de la desaparición de los manicomios y a la participación del enfermo mental en sus propias terapias.
Is the dangerousness of the mentally ill an objective reality?
Fear of the Community in relation to mental illness, is ancestral. We are not referring to fear of contracting, we speak of the mental patient himself.
Medicine has advanced since the days of ancient cultures, in which the concept of mental illness was linked to a religious magical concept, encasing the mentally ill within the label » demonized «.
Indeed, evolution has been much scientific level this issue. And do not think of a historical period more or less recent, lived by our parents or grandparents. The psychiatric revolution came when Pinel in the eighteenth century dared to break the chains of mental patients proclaiming that the mentally ill should be considered that, as a patient and not as a criminal. Yes, dear readers, this » innovative concept » dates back more than two centuries ago. This » awkward theory » leads to the beginning of the disappearance of asylums and the participation of the mentally ill in their own therapies.
Desde entonces, múltiples y variados paradigmas científicos se han preocupado de estudiar, valorar e interpretar la enfermedad mental, todos preocupados de corregir el hecho disruptivo que supone la enfermedad mental. Frente a esta realidad, es verdaderamente preocupante la tendencia gubernamental a ocultar la enfermedad mental y a anestesiar a una Sociedad que vive cómodamente ante la ignorancia de la realidad de este tipo de enfermos. La percepción de la persona que tiene algún tipo de contacto con este tipos de enfermedades, ya sea personal, familiar o profesional, es que “escondiéndola” hacemos feliz a esa Sociedad que parece buscar ante todo huir de las preocupaciones.
¿Es nueva esta tendencia?, definitivamente no. Es curioso que en la misma época en que la psiquiatría mundial llevara a cabo el desmantelamiento de los manicomios promovido por Pinel en el siglo XVIII, los estamentos políticos se “inventasen” nuevos manicomios donde esconder a los enfermos mentales. En los años setenta del siglo pasado, el presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, ante la avalancha de enfermos mentales que se le venía encima tras el cierre de hospitales psiquiátricos, justificó la derivación de muchos de estos pacientes hacia el sistema penitenciario amparándose en el socorrido argumento de la escasez presupuestaria. Los “locos” molestaban y terminaron en la cárcel. El artículo Las cárceles son los psiquiátricos de Estados Unidos, sintetiza este hecho y ofrece una serie de estudios al respecto adaptados a la realidad de ese país.
¿Y aquí en España? Dirán ustedes, estimados lectores, que tras casi cincuenta años, habremos aprovechado la experiencia de otras realidades y sobre todo habremos aprendido de sus fallos. Ojalá, pero lo cierto es que seguimos igual o incluso peor, ya que seguimos aparcando a nuestros enfermos mentales para que no estorben y no “afeen” la estética de nuestra realidad y encima ahora, pretendemos otorgar las bendiciones a este hecho por la vía legislativa. No es una visión catastrofista, es una realidad reflejada en el proyecto de ley de modificación del Código Penal promovido por el Ministerio de Justicia que encabeza Alberto Ruiz Gallardón. Ciertos cambios en materia de seguridad, serán aplicables a algunos enfermos mentales, de modo que se podrá privar indefinidamente de libertad en base a prórrogas indefinidas a la medida de internamiento del enfermo mental, argumentando su peligrosidad. Hasta ahora, en caso de ser probada la relación del hecho delictivo y la enfermedad mental, el reo será sometido a una medida de internamiento para el tratamiento de su patología, pero tal medida, en lineas generales no puede exceder del tiempo que hubiese durado su condena, por lo que se busca durante este tiempo la reinserción social y de salud del condenado. Ahora, si se aprueba este cambio, el enfermo mental que delinque en base a su enfermedad, podrá ser internado de por vida si se estima que pueda seguir delinquiendo. ¿Para que reconducirlo entonces? Nos tememos, que en base a esta modificación el enfermo será apartado para que no moleste.
¿Son tan peligrosos los enfermos mentales en relación a la delictogénesis? Según el recientemente publicado artículo Community Violence Perpetration and Victimization Among Adults With Mental Illnesses, existen muchas mas probabilidades de que el enfermo mental sea víctima de un acto violento que su autor. El estudio realizado sobre 4480 enfermos mentales, apunta una interesante reflexión que consiste en que existe una potente asociación entre sufrir un acto violento y ser victima de uno, por lo que previniendo la victimización de los enfermos mentales debido a esta violencia, también se ayuda a al resto de la comunidad frente a este tipo de delitos.
Evidentemente, si encerramos de por vida a los enfermos mentales que han cometido un ilícito penal, evitaremos que “moleste” socialmente hablando, y sea autor o víctima, si una de las partes ya no está, no se darán hechos punibles en el futuro, pero entendemos que además de no ser ético, la ocultación del problema no implica su solución. ¿Qué pasará cuando se sature nuestro sistema penitenciario? ¿Sacamos a los enfermos mentales sin tratar y creamos nuevos hospitales psiquiátricos, por supuesto a cargo de los maltrechos Presupuestos Generales del Estado?
Estimados lectores, nosotros no lo vemos claro. Parece que desde el Ministerio de Justicia se está enfocando la enfermedad mental como un problema de estética mas que de salud.
¿Y ustedes, que opinan?
Tengan un buen día.
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