Drug-facilitated assault
Sumisión química: alcohol y comprimidos
La sumisión química consiste en la administración a un sujeto de una sustancia química que anule o limite su voluntad o su capacidad de respuesta con la intención de cometer un delito. Esta modalidad de delinquir no es nueva, si bien y gracias a la facilidad con la que se pueden acceder a determinadas sustancias, se ha desarrollado de forma importante en los últimos tiempos.
La sumisión química se ha utilizado desde tiempos remotos para tratar de dominar a una tercera persona, pero utilizando como medio de este dominio alguna sustancia química. A pesar de que no es un fenómeno nuevo, desde finales de la década de los noventa del siglo pasado se ha observado un incremento del número de casos. El mayor número de ellos están relacionados con delitos de índole sexual, aunque también son casos de sumisión química algunos robos, homicidios y casos de sedación o incapacitación de personas, como enfermos, ancianos y niños pequeños, que exigen una atención constante a su familia o cuidadores.
Drug-facilitated assault involves administering to a subject a drug that will nullify or impair his or her ability to respond with the intention to commit a crime. This type of crime is not new, but thanks to the ease with which you can access certain substances has been developed significantly in recent times.
Drug-facilitated assault has been used since ancient times to try to dominate a third person, but using this domain as a means of a chemical substances. Although not a new phenomenon, since the late nineties of the last century has seen an increasing number of cases. The largest number of them are related to sexual offenses, but there are also cases of chemical submission some robberies, murders and cases of sedation or disability of people, as sick, elderly and young children, who require constant attention to your family or caregivers.
Las sustancias utilizadas en este tipo de delitos son fáciles de obtener y administrar, generalmente medicamentos que algunas de las personas (agresor o víctima) están tomando regularmente (las benzodiacepinas suelen ser muy utilizadas. El escenario más habitual es aquel en el que el agresor añade una sustancia sedante a una bebida, como café, zumos de fruta, cerveza y bebidas alcohólicas, con el objetivo de administrarla de forma subrepticia a su víctima. Otras veces estas sustancias son administradas a terceras personas sobre las que se tiene cierta autoridad, por lo que estas voluntariamente las ingieren (es el caso de niños o personas mayores, desgraciadamente famosos en los últimos tiempos). Otras sustancias utilizadas suelen ser drogas de abuso que se administran sin el conocimiento de la víctima y que la incapacitan.
Entre las sustancias utilizadas con mayor frecuencia destacan de forma importante el alcohol etílico y las benzodiacepinas, de forma independiente o en combinación de ambas sustancias, en tercer lugar destaca el GHB (Gamma Hidroxibutirato o extasis líquido) y otras sustancias implicadas son cannabinoides, zolpidem, zopiclona, ketamina, fentanilo, LSD, atropina, escopolamina e incluso algunos disolventes orgánicos.
En algunas ocasiones la víctima no presenta la denuncia hasta semanas o meses después del hecho. En estos casos no se puede encontrar ninguna evidencia de consumo mediante análisis de sangre u orina. Por ello, se ha propuesto el análisis de cabello como complementario a los de sangre y orina, ya que prolonga la ventana de detección, además de permitir la diferenciación entre una exposición aguda y el consumo crónico de una sustancia utilizando el análisis multiseccional del mechón de cabellos y asumiendo que no existe migración de las sustancias a lo largo de él.
No existe un estudio epidemiológico exhaustivo en nuestro país acerca del número de casos en los que se ha cometido esta modalidad de abuso, pero si se recogen en este post múltiples publicaciones relacionadas con este tema entre las revistas científicas consultadas.
Así el más reciente trata de recoger los casos de presuntos delitos relacionados con la libertad sexual en España entre los años 2010 y 2012, realiando un estudio retrospectivo en el Departamento de Madrid del Instituto de Toxicología. Entre sus resultados se recogen al menos 107 casos que cumplirían los criterios de inclusión, siendo la mayoría de ellos mujeres españolas o latinoamericanas joven (edad media: 25,9 años), que admite consumo de alcohol previo al episodio, y que sufre de amnesia total o parcial de los hechos. Las muestras remitidas han sido sangre (27,1%), orina (14%) o ambas (57%). El análisis toxicológico ha sido positivo en el 87,9% de los casos, y las sustancias identificadas han sido etanol (61,7%), fármacos (40,2%, fundamentalmente benzodiacepinas) y drogas ilícitas (27,1%, fundamentalmente cocaína), solas o en combinación.
Al mismo tiempo se recoge otro estudio sobre las consideraciones toxicológicas sobre supuestos casos de sumisión química en delitos de índole sexual en el sur de España entre los años 2010-2012, siendo sus resultados menos contundentes que los recogidos en el artículo anterior, ya que en este estudio retrospectivo se recogían aquellos casos de agresión sexual en los que se sospechaba sumisión química, sin embargo en solo la mitad de los 73 casos estudiados se encontraron sustancias tóxicas en las muestras analizadas y solo consideran como 3 casos compatibles con sumisión química.
Otros artículos destacan los aspectos legales de este delito, las claves para su diagnóstico, la coordinación y atención en los servicios de urgencias. En todas las publicaciones, y como punto en común, se hace hincapié en la necesidad de que en el momento que se sospecha que ha podido existir una situación de sumisión química, se recojan las muestras biológicas lo antes posible para poder detectar las sustancias utilizadas en el momento del asalto y poder catalogarlo como tal.
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