¿26 segundos?
Ciertamente, 26 segundos no bastan. Soy hombre, pero concienciado y sensibilizado contra la violencia de género por profesión, pero sobre todo por convicción. Incluso si me apuran, por egoísmo, pues no en vano tengo esposa e hijas, así como madre, la mayoría de la familia extensa del género femenino, amigas y muchas conocidas.
Pero al final, en esos momentos que todos tenemos de absoluta soledad introspectiva, al margen de todas las circunstancias personales que pueda exponerles, sigo siendo un hombre.
Y si como hombre, aún no termino de salir de mi estupefacción sobre el tratamiento que se ha dado al problema de la violencia de género en el punto álgido de la campaña electoral que nos envuelve en España, y que a la postre nos indica lo que pueden dar los siguientes cuatro años en nuestro país, me resulta hasta doloroso pensar lo que han debido sentir las mujeres como colectivo en general, pero sobre todo aquellas víctimas de este terrorismo que sufren desde la intimidad del hogar muchísimas mujeres asfixiadas por de este tipo de violencia.
26 segundos es el tiempo total que se dedicó durante el debate a cuatro entre los candidatos a la presidencia del gobierno de los cuatros principales partidos políticos en liza. Permítanme que sea tan directo y tajante, pero 26 segundos de un cómputo global de más de dos horas de debate es un tiempo ridículo para cualquier tema.
¿No interesa la violencia de género a los futuros gobernantes?, ¿no da votos?, ¿es un tema espinoso? ¿QUE PASA CON LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN ESPAÑA?
Cualquier tipo de violencia es deleznable, sin importar si el objeto de la misma es ser humano, animal o cosa. La violencia, por definición es una ofensa traumática y no deseada para la parte que la recibe y por tanto inadmisible. Este es uno de esos pocos valores morales absolutos bajo el punto de vista del autor de estas líneas. La violencia en definitiva no es moralmente aceptable.
Y así parece entenderlo la totalidad de la clase política española cuando el mismo día del debate electoral iniciábamos la semana con el mazazo de la matanza de Orlando. Cincuenta personas han perdido la vida en un abominable acto terrorista. No caigamos en la estupidez de hacer noticia la orientación sexual de las víctimas, pues con quien una persona practique sexo, es insignificante frente al hecho de que una «persona» le robe la vida a otra, y otra, y… así hasta 50 personas.
No ha habido político de ningún signo, color o tendencia que no haya condenado el hecho. Es normal, 50 víctimas mortales, bien obligan a bajar al suelo que pisamos los españolitos de a pie.
La pregunta es clara y directa; ¿Es esta puesta en escena un «postureo» vacío y sin un sentimiento de pérdida real? Hago esta pregunta abierta porque casualmente en torno a cincuenta víctimas mortales son aproximadamente las que tenemos el dolor de contabilizar todos los años debido a la violencia de género.
¿Ríos de tinta, grandes palabras de ánimo y promesas de lucha contra la violencia homófoba (y quede claro que me repugna igual esta violencia que la violencia contra las mujeres y que cualquier violencia en general) y 26 segundos en explicar la estrategia de lucha del futuro gobierno contra la violencia de género en los siguientes cuatro años? No se ustedes, estimados lectores, pero a mí no me cuadran las cuentas por más que lo intento.
¿Es que no dan votos las intenciones (y promesas que deberían ser compromisos, que no olvidemos que estamos en campaña electoral) de lucha contra la violencia de género? Para un humilde ciudadano como quien les escribe, es incomprensible. Por definición biológica, el 50% del electorado es mujer.
¿Es que esa tan rimbombante sentencia que dice que la solución está en la educación, es otro acto de «postureo» más? ¿Cómo convencemos a púberes y adolescentes de que la igualdad entre géneros es incuestionable y no negociable si los candidatos a la presidencia del gobierno dedican 26 segundos (ojo, contando el tiempo total empleado por los dos candidatos progresistas) de un intervalo total de dos horas?
¿Y saben, estimados lectores, uno de los puntos que más me llamó la atención de estos 26 segundos que probablemente serán de los más mediáticos de la campaña electoral? El hecho de que se consumaran estos escasos segundos tras la petición reiterada de la única mujer presente en el debate, la periodista de RTVE, Ana Blanco.
26 segundos, si nos vamos a la estadística que tanto gusta y sirve a nuestra clase política, salen a menos de medio segundo por cada una de las 57 víctimas mortales que hubo en España en 2015. ¿Que le decimos a sus familiares y allegados?, ¿Qué le deberíamos decir a ellas? ¿Tan poco valen sus vidas ante lo que nuestros políticos creen que les interesa a sus votantes?
Señores políticos, usen menos los barómetros del CIS y salgan más a la calle, que ciertamente #26segNoBastan.
Cada cual con su conciencia. Un ciudadano cualquiera como pueda ser yo, opina que así no vamos por el camino correcto, distinguidas señorías.
A quien se lo permita su conciencia, tenga un buen fin de semana.
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