Cocaína
Desde el comienzo de la andadura digital de amplia-mente.com hemos comentado la localización geográfica desde donde escribimos estas líneas para ustedes, estimados lectores. En el mundo de la comunicación en Internet, ustedes pensarán que se trata de un dato intrascendente, pero ha habido ocasiones en las que nos hemos referido a determinadas peculiaridades, sobre todo legales, que sacadas de su contexto geográfico, perdían parte de su sentido.
Pues bien, hoy les traemos una cuestión en la que volveremos a hablar de una ciudad al sur de España (permítanme la aclaración, pues un porcentaje no precisamente pequeño de nuestros lectores, nos sigue desde fuera de España). Amplia-mente.com se escribe desde Málaga, España; pero hoy esta aclaración no se debe a alguna peculiaridad local a nivel legislativo, sino que nos vamos a referir a un interesantísimo estudio llevado a cabo, precisamente en Málaga.
Cocaine and biomarkers, objectivity at last
Since the beginning of the digital journey of amplia-mente.com we discussed the geographical location from where we write these lines to you, dear readers. In the world of Internet communication, you will think that this is an insignificant figure, but there have been times when we have referred to certain peculiarities, especially legal, they learned from their geographical context, lost some of its meaning.
Well, today we bring you a question which we will talk about a city in southern Spain (let me clarification, since a not exactly small percentage of our readers, we remain outside of Spain). Amplia-mente.com is written from Málaga, Spain; but today this clarification is not due to some local peculiarity at the legislative level, but we will refer to an interesting study conducted precisely in Malaga.
Nos referimos hoy a dos estudios dirigidos por investigadores del IBIMA (Instituto de Investigación Biomédica de Málaga), aunque realizados por la Red Nacional de Trastornos Adictivos en los que se han puesto sobre la mesa de investigadores y estudiosos del fenómeno de las adicciones, la existencia de biomarcadores plasmáticos en relación al consumo de cocaína, la severidad del consumo y su relación comórbida con otros trastornos mentales.
We refer now to two studies conducted by researchers from the IBIMA (Biomedical Research Institute of Málaga), although we conducted by the National Network of Addictive Disorders in which were laid on the table of researchers of the phenomenon of addiction, the existence plasma biomarkers in relation to cocaine, the severity of consumption and its relationship with other comorbid mental disorders.
Imaginen, estimados lectores, lo que para los dos médicos forenses que escriben este blog, supone en el ejercicio diario de sus funciones. Una parte muy importante de las funciones del médico forense es la determinación de las adicciones, generalmente en relación al estudio de la modificación de la responsabilidad criminal en la instrucción de un presunto delito. Tras una exhaustiva entrevista y un recabado de documentación al respecto, el perito médico debe optar por recoger una serie de muestras que objetiven la adicción (no solo el la intoxicación, que a tenor de lo expresado en el articulado del vigente Código Penal, son dos circunstancias diferentes, cada una considerada por separado).
Normalmente, estas muestras, a pie de Juzgado, viene a ser una muestra de orina para indicar un consumo reciente y una muestra de cabello para demostrar un histórico del consumo del individuo. Finalmente, por las mas variadas circunstancias (generalmente en relación a la imposibilidad para la toma de muestra capilar, que debe cumplir una serie de requisitos), en muchos casos el diagnóstico se basa en criterios circunstanciales como el consumo excesivo, el deseo de consumir, la historia referida de tolerancia y/o dependencia o la degradación de las actividades cotidianas del individuo; todo ello, como decíamos, referido por una persona que sabe que se puede estar jugando su libertad.
Imaginen ahora, que tras una toma de muestra de sangre, podamos estudiar unos parámetros como aciletanolamidas y quimioquinas que nos orienten sobre un historial de consumo, severidad o comorbilidades psiquiátricas. Estudiando estas dos sustancias que nos indican parámetros inflamatorios e inmunes respectivamente, tendremos datos sobre la plasticidad neuronal, tan relacionada con las conductas, entre ellas la adictiva. Lo mejor de este descubrimiento, es que además, se ha detectado que la alteración de parámetros sigue presente tiempo después del abandono del consumo. Igualmente, los resultados son diferentes, según sus niveles plasmáticos, por lo que nos dan información sobre la severidad del consumo y/o grado de afectación glial que nos da información sobre el deterior cerebral en relación a patología psiquiátrica.
Pues bien, lo expresado en el párrafo anterior, se encuentra en camino de ser una realidad práctica tras la publicación del estudio en la revista Addiction Biology bajo el título Plasma profile of pro‐inflammatory cytokines and chemokines in cocaine users under outpatient treatment: influence of cocaine symptom severity and psychiatric co‐morbidity.
Esperamos que este estudio, sea el primero de varios (ojala que muchos) sobre otro tipo de sustancias de abuso como cánnabis o alcohol, sustancias sobre las que ya está estudiando el equipo responsable de la novedad que hoy les traemos. Sin duda, nos encontramos ante un punto de inflexión en relación al estudio de las conductas adictivas, que en lo que respecta a la medicina legal, dotará de un objetividad superior a los informes sobre toxicomanías encomendados por Juzgados y Tribunales.
¿Qué opinan, estimado lectores?, ¿Le ven futuro a este tipo de investigaciones o piensan que jamás podrán superar o sustituir una buena anamnesis y exploración física? ¿Creen por el contrario que se constituirán en un futuro cercano como pruebas complementarias imprescindibles?
Tengan un buen fin de semana.
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