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Los cigarrillos electrónicos, ¿más peligrosos?



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Los consumidores de cigarrillos electrónicos tienen mayor riesgo de sufrir Accidentes cerebrovasculares o cardiopatías isquémicas


En amplia-mente.com aparecen en varias ocasiones artículos relacionados entre sí. Si bien es cierto que previamente hemos tratado el tema de los cigarrillos electrónicos, en todas las ocasiones hemos hecho referencia al uso de nuevas sustancias psicotrópicas (generalmente cannabinoides sintéticos) en este tipo de artilugios. Sin embargo hoy traemos a nuestro blog que el mito de que el cigarrillo electrónico era más saludable que el cigarrillo convencional, es falso.

E-Cigarrettes, more dangerous?

In amplia-mente.com appear in several occasions related articles to each other. Although it is true that we have previously dealt with the subject of electronic cigarettes, on all occasions we have referred to the use of new psychotropic substances (generally synthetic cannabinoids) in this type of devices. However, today we bring to our blog that the myth that the electronic cigarette was healthier than the conventional cigarette is false.

Desde su lanzamiento el cigarrillo electrónico ha sido considerado como un consumo del tabaco más límpio, en el que no se producían la combustión de otros materiales como hidrocarburos, alquitran, etc que eran los responsables de las lesiones cardiovasculares severas que podrían llevar a cuadros de morbi-mortalidad mas severos al fumador. Sin embargo en la Conferencia Internacional de Accidentes Cerebro Vasculares (2019) se han publicado datos que desmienten este hecho. Los investigadores que han realizado este estudio señalan qe en el año 2016, un 3´2% de los adultos y un 11´3% de los estudiantes de secundaria en EEUU habrían utilizado el cigarrillo electrónico, lo que supondría un aumento respecto del año 2011 al 2015 de un 900%. Ya desde la Asociación Americana del corazón se advertía que si bien estos dispositivos pueden ayudar a suspender el tabaquismo y por lo tanto a facilitar que el sujeto deje de fumar, solo se debería utilizar como último recurso en el tratamiento, por las graves implicaciones sanitarias que accarrea su uso.

Since its launch, the electronic cigarette has been considered to be the cleanest form of tobacco consumption, in which the combustion of other materials such as hydrocarbons, tar, etc., which were responsible for severe cardiovascular injuries that could lead to more severe morbidity and mortality in smokers, did not occur. However, at the International Stroke Conference (2019), data have been published denying this fact. The researchers who have carried out this study indicate that in 2016, 3´2% of adults and 11´3% of high school students in the U.S. would have used the electronic cigarette, which would mean an increase from 2011 to 2015 of 900%. The American Heart Association warned that although these devices can help to stop smoking and therefore to make it easier for the subject to stop smoking, it should only be used as a last resort in treatment, due to the serious health implications of its use.

Estos autores han informado que han llevado a cabo el estudio más extenso que establece una asociación estadísticamente significativa entre el uso de cigarrillos electrónicos y el accidente cerebrovascular. En concreto se han realizado 400.000 encuestas a mayores de 18 años, en el marco de la Encuesta «Behavioral Risk Factor Surveillance System», para la identificación de los factores de riesgo conductuales; y de ellos 66.800 personas informaron que habían utilizado el cigarrillo electrónico alguna vez en su vida. Además los resultados demostraron que los usuarios de estos dispositivos frente a los no usuarios, tenían un riesgo superior al 71% de sufrir un accidente cerebrovascular, un riesgo del 59% de sufrir un infarto agudo de miocardio y un 40% más de riesgo de sufrir una angina de pecho o una cardiopatía isquémica. Además, y en contra de lo que se podría pensar, el 50% de los usuarios de cigarrillos electrónicos acababan fumando un mayor número de cigarrillos tradicionales con regularidad.

These authors have reported that they have conducted the largest study establishing a statistically significant association between electronic cigarette use and stroke. Specifically, 400,000 surveys have been carried out in the framework of the «Behavioral Risk Factor Surveillance System» to identify behavioural risk factors, of which 66,800 people reported that they had used electronic cigarettes at some time in their lives. In addition, the results showed that users of these devices, as opposed to non-users, had a greater than 71% risk of having a stroke, a 59% risk of having an acute myocardial infarction, and a 40% greater risk of having angina pectoris or ischemic heart disease. Moreover, contrary to what might be thought, 50% of electronic cigarette users ended up smoking more traditional cigarettes on a regular basis.

Si bien los investigadores creen que este es un descubrimiento importante, aseguran que los datos habría que tomarlos con cautela, dado que existen muchas limitaciones que no se han tenido en cuenta en el estudio (como el número de vaporizaciones que se realizan, la frecuencia de uso del cigarrillo electrónico o la intensidad del tabaquismo previo que se está tratando). Por ello se reclaman más investigaciones para poder confirmarlos, estos son los primeros datos reales que establecen cierta relación entre el consumo de cigarrillos electrónicos y de patología cardiovascular severa.

While the researchers believe this is an important finding, they say the data should be taken with caution, given that there are many limitations that have not been taken into account in the study (such as the number of sprays performed, the frequency of use of the electronic cigarette, or the intensity of previous smoking being treated). These are the first real data that establish a certain relationship between the consumption of electronic cigarettes and severe cardiovascular pathology.

What is clear is that during our clinical interview or when collecting personal history from a patient or corpse, we should extend our questions to whether they consume electronic cigarettes or other devices (such as water pipes) or other tobacco products, which may be cardiovascular risk factors. We will continue to monitor future research.

Lo que si está claro es que durante nuestra entrevista clínica o al recabar antecedentes personales en un paciente o en un cadáver, deberemos ampliar nuestras preguntas a si consumen cigarrillos electrónico u otros dispositivos (como las pipas de agua) u otros productos derivados del tabaco, que puedan ser factores de riesgo cardiovasculares. Seguiremos atentos a futuras investigaciones.

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