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![Dibujo de Goya. Mujer maltratada con bastón. Con otra mujer de testigo](https://static.wixstatic.com/media/f47be6_d0d0d3e6fbd54673b99932f80a967613~mv2.jpg/v1/fill/w_229,h_300,al_c,q_80,enc_auto/f47be6_d0d0d3e6fbd54673b99932f80a967613~mv2.jpg)
Dibujo de Goya. Mujer maltratada con bastón. Con otra mujer de testigo
Hoy hablaremos de violencia. Al momento de la escritura de estas líneas, no tenemos claro el apellido que ponerle a esa violencia. Generalmente, cuando publicamos un artículo en relación al tipo de ilícito que constituye el núcleo central del artículo diario de amplia-mente.com, solemos etiquetarlo como violencia de género o violencia contra la mujer. Hoy hablaremos, desde luego, de violencia contra la mujer, pero en el caso de hoy con un matiz diferente. Hoy reflexionaremos de la violencia de la mujer contra la mujer.
Woman against woman
Today we’ll talk about violence. At the time of writing these lines, we are not sure to put the name of that violence. Generally, when we published an article regarding the type of illicit constitutes the core of the newspaper article amplia-mente.com, we often label as gender violence or violence against women. Today we will talk, of course, violence against women, but for today with a different hue. Today we reflect on the violence of women against women.
Realmente a la vez que se están escribiendo estas líneas, nuestra perplejidad va en aumento, seguramente a la par que la de ustedes. No es para menos. Este comentario que hoy hacemos, además puede llegar a parecer políticamente incorrecto. Entendemos que no es así y en las siguientes líneas argumentaremos por que.
El origen del post de hoy surge de la indignación. El pasado 26 de febrero, en el polémico programa de TVE “Entre todos”, la periodista y presentadora del mismo Toñi Moreno, hace un desafortunado comentario en el cual cuando una mujer que está pidiendo ayuda deja entrever que su expareja la ha maltratado. En ese momento la presentadora apresuradamente la interrumpe y le espeta que no siga por ese camino, pues la violencia de género “o se denuncia o se calla una para el resto de su vida”. No sabemos ustedes, pero nosotros, inmediatamente después de escuchar estas afirmaciones, entramos en un cierto grado de perplejidad. Lo peor, es cuando al intentar ir a la fuente (afortunadamente, hoy día todo lo que se emite por televisión, queda registrado en algún tipo de soporte), y visualizar en frio si ha podido haber alguna salida de contexto tan aprovechada por algunos medios en los últimos tiempos; podemos comprobar que es literalmente como se está publicando en redes sociales y medios de comunicación y tambien se objetiva algo que no se está comentando y que se está dando con una frecuencia preocupante. Nos referimos al hecho de que tras el aluvión de críticas y comentarios que han sucedido al desafortunado comentario, la persona que ha cometido el fallo se ha apresurado a pedir disculpas, a matizar el trasfondo de lo que realmente refiere que quería decir , a afirmar su profundo arrepentimiento y vergüenza tras oírse a si misma en las grabaciones del programa, etc. El problema que percibimos, es que observamos que siempre se dan este tipo de rectificaciones a posteriori. ¿Dónde ha quedado aquello del arrepentimiento espontaneo? Si se argumenta aquello de “no nos hemos dado cuenta”, pues malo, pero si aun cayendo en la cuenta de la enorme metedura de pata que se ha cometido, y esperamos a ver si no se nota, pues casi peor.
Lo verdaderamente triste, es que estamos seguros de que la periodista Toñi Moreno (debemos ser los únicos que vayan a realizar una interpretación “algo” favorable sobre la periodista, a tenor de lo publicado), no quería expresar lo que realmente plasmó en pantalla. Hoy día, al igual que en la medicina, se está realizando un periodismo defensivo que hace que el profesional de la comunicación anteponga su cobertura personal y profesional a la propia noticia a fin de evitar querellas o demandas de presuntos perjudicados por dar por hecho algo que en ese momento no se puede comprobar. Suponemos que cuando la señora que afirma que ha sido maltratada por su pareja, la Sra. Moreno estima que no quiere entrar en esos terrenos, pues no tiene la versión de las dos partes y alega que al no haber una denuncia previa, no tiene manera de demostrar como periodista el hecho y por tanto no puede hacer propias las afirmaciones de la presunta víctima. Repetimos, es una hipótesis que lanzamos para explicar una circunstancia que poca explicación tiene. Queremos pensar que una mujer, no tiene una visión del maltrato sobre la mujer que se ajuste a la literalidad de lo expresado en el programa.
En cualquier caso, el trasfondo final es el de la educación en valores y roles sexistas en los que nos encontramos inmersos como Sociedad. Desde instancias del Estado tan altas como la Casa Real, ya se ha incidido al respecto. Doña Letizia (la Princesa de Asturias, consorte del heredero a la Corona de España, para aquellos que nos leen desde fuera de España), ya insistía en la inauguración del I Congreso Internacional contra la Violencia de Género de la Comunidad de Madrid, en el que resaltó que los malos tratos en el seno de la pareja «no entienden de razas ni de edad ni de condiciones económicas». «Identificar a la persona que está sufriendo esta violencia y ayudarla con todos los recursos disponibles es nuestra obligación como sociedad democrática, libre y justa». Igualmente, en dicha intervención, comunicó que «sólo con educación en valores de igualdad y respeto conseguiremos que la violencia de género sea erradicada». «Educación como el elemento integral y esencial que rompa los tabúes, los prejuicios negativos y las ideas preconcebidas hacia roles tanto de la mujer como del hombre que lleven a conductas basadas en la superioridad, en la falta de respeto, en la violencia verbal y física». Con la educación «se fomenta la autonomía de la mujer, su independencia, se fortalece su seguridad personal y su capacidad para buscar alternativas, para romper el silencio».
Pero el tema, es que ahondando en las exploraciones que se efectúan en las UVIVG (Unidades de Vigilancia Integral contra la Violencia Género), en muchos de los casos que a la postre resultan positivos los indicadores de malos tratos habituales, se observa que la mujer que los ha sufrido, ha callado durante años esta situación, hasta que finalmente denuncia. Es decir, si se fijan, estamos exactamente ante el supuesto que Toñi Moreno proponía espontáneamente en un momento de nerviosismo con las circunstancias del directo. Seguramente si le hubiese dado tiempo a reflexionar, no hubiese emitido tal aseveración (“o se denuncia o se calla una para el resto de su vida”). Nos da que pensar entonces, que esa actitud de “sufrir en silencio”, se haya injertada en el inconsciente colectivo de las mujeres y no encontramos otra explicación que la educación en valores basados en roles sexistas de los que la Sociedad actual, entendemos debería alejarse.
No es un tema baladí. El 80% de las mujeres maltratadas, tiene pensamientos autodestructivos y suicidas. ¿Es que debemos esperar a que se terminen suicidando estas mujeres para que se acabe el problema? Esta pregunta, expresada así, por escrito, seguro que les habrá parecido a todos nuestros estimados lectores una barbaridad, pero es que a la vista de la actitud de las autoridades gubernativas, parece que es el camino que se esta siguiendo. No se trata de parchear las circunstancias cuando se presentan, sino evitar que se produzcan.
Estimados lectores. El maltrato a la mujer por sus parejas, está infiltrado en nuestra sociedad. No podemos negar tal evidencia. Hasta que no desaparezcamos toda la generación que hoy día constituimos el grupo de los adultos, siempre quedarán elementos del grupo que se rijan por estos roles sexistas. El problema es que a tenor de las políticas educativas actuales, el problema se está sembrando en las generaciones de los que serán los futuros adultos.
Estimados lectores, tengan un buen fin de semana.
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